Mi perro es inmortal


1939 
Carta 5. [Sin fecha]
Usted es verdaderamente una salvaje. Incluso su dulzura es una dulzura de animal salvaje. Los animales que sacan las garras son siempre mucho más dulces que los otros. Saben contenerse mejor, son más cariñosos, su pelaje es más sedoso, sus pupilas se cierran más fácilmente, pero aun así queda esa agitación imperceptible de la raza, esa posibilidad de sacar repentinamente las garras como usted suele hacer, y el brillo de la mirada en ese momento, de los ojos que no claudican [...]
R.
(Roger Caillois, carta a Victoria Ocampo)

Los insondables

Ella es más misteriosa que todas las evidencias exteriores que usted jamás ha conocido hasta ahora.
Tampoco nunca sabría usted nada, ni usted ni nadie, nunca, cómo ve ella, qué piensa ella de usted y del mundo, y de su cuerpo y de su espíritu, y de ese mal que ella dice que le invade. No sabría decírselo, de ella nada podría usted saber.
Nunca sabría usted, nada ni usted ni nadie, de lo que ella piensa de usted, de esta historia. Por muchos que fueran los siglos que cubrieran el olvido de sus existencias, nadie lo sabría. En cuanto ella, no sabe saberlo.
Porque no sabe nada de ela diría que ella no sabe nada de usted. Se empeñaría en ello.


(Marguerite Duras, El mal de la muerte)

Imaginemos a Clastres cagándose de risa de Dalton y sus dolores de cabeza

Su frenesí ideológico, su voluntad de saqueo de la etnología llega hasta el límite, o sea, hasta la supresión pura y simple de la sociedad primitiva como sociedad específica, como ser social independiente. Dentro de la lógica del discurso marxista la sociedad primitiva, simplemente, no puede existir, no tiene derecho a una existencia autónoma, su ser se determina por aquello que vendrá después de ella, por aquello que es obligadamente su futuro. Los marxistas proclaman, doctamente, que las sociedades primitivas son sociedades precapitalistas. He aquí el modo de organización de la sociedad humana durante milenios, salvo para los marxistas (?). Para ellos, la sociedad primitiva no existe sino rebatida sobre esta figura de la sociedad aparecida a finales del siglo XVII, el capitalismo. Hasta entonces nada cuenta: todo es precapitalista. No se complican mucho la existencia, debe ser relajante ser marxista. Todo se explica a partir del capitalismo porque ellos poseen la doctrina correcta, la llave que abre la sociedad capitalista y, en consecuencia, todas las formaciones sociales históricas. El resultado es que, para el marxismo en general, lo que (mide) la sociedad es la economía y para los etno-marxistas, que van aún más lejos, lo que mide la sociedad primitiva es la sociedad capitalista. Así de simple. Pero aquellos a quienes no arredra un poco de cansancio plantean la pregunta a la manera de Montaigne, La Boétie o Rousseau y consideran lo que ha venido después en relación a lo que había antes: ¿qué ocurre con las sociedades post-primitivas? ¿Por qué aparecen la desigualdad, la división social, el poder independiente, el Estado?

(Pierre Clastres, Investigaciones en antropología política, p.178)
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