La pedagogía que necesitaba...

Cuánto celebro haber leído el primer ensayo de El maestro ignorante, de Jacques Rancière... como para contradecir su método, expongo lo que a mí me resultó significativo: la enseñanza no se reduce a transmisión de, sino a un encerrar (lejos del sentido foucaultiano) de manera tal que quede clara la necesidad de salir, y la adquisición de la conciencia de que para lograrlo la capacidad está dada. Dice:
"(...) se puede enseñar lo que se ignora si se emancipa al alumno, es decir, si se le obliga a usar su propia inteligencia. Maestro es el que encierra a una inteligencia en el círculo arbitrario de donde sólo saldrá cuando se haga necesario para ella misma. Para emancipar a un ignorante es necesario y suficiente con estar uno mismo emancipado, es decir, con ser consciente del verdadero poder del espíritu humano."*
Y la nota genial es que Jacotot parece ser que efectivamente lo hizo. Teniendo presente que la transmisión en términos tradicionales como movimiento de un sabio a un ignorante no tiene sentido, sino que de lo que se trata es de aprender a traducir algo que aparece en un primer momento como incomprensible y adaptarlo al resto de los conocimientos con que se contaba, dio clases de pintura y piano, materias en las que era completamente ignorante. Lo relevante era que en el juego voluntad-inteligencia, cada quien aprendería lo que quisiera, lo que necesitara, o nada, pero lo haría por sí mismo en base a sus capacidades inherentes.
En fin, esto pasó de cita a euforia mía.

*(Jacques Rancière, El maestro ignorante, primer cap. Una aventura intelectual)

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