Cuando la felicidad consiste no en el disfrute sino en el deseo de quebrar los frenos que se oponen al deseo, no es en la presencia sino en la espera de los objetos ausentes que disfrutaremos de esos objetos -es decir, que disfrutaremos de esos objetos destruyendo su presencia real (asesinatos orgiásticos)-, o, si nos decepcionan -y parecen negarse a la presencia en su resistencia a lo que les querríamos haer padecer -los maltrataremos para convertirlos a la vez en presentes y destruirlos (lo que se expresa, por ejemplo, en el sadismo moral mediante el sacrilegio dirigido al Dios ausente).
(Pierre Klossowski, El monstruo)
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 Voy a ver si te dejo comentar...:
Publicar un comentario